Naciendo contigo

Después de la mayor desilusión de mi vida no he querido renunciar a mi sueño de ser padre.


miércoles, 25 de julio de 2012

Hogar, dulce hogar

Hace ocho años me animé a dar el paso de tener mi propia casica, con muchas ganas de disfrutarla y con la ilusión de que un día se convirtiera en mi hogar, un dulce hogar.
Por entonces, el valor de la vivienda estaba en pleno ascenso y parecía que, o era en ese momento, o nunca. Buscaba y buscaba pero los precios se salían de mi presupuesto. Tenía varios requisitos, pero el principal y no negociable, era que al menos tuviera tres habitaciones. Esto encarecía muchísimo, pero yo tenía claro que fuera de tres habitaciones, un día las necesitaría cuando tuviera niños. Al final la encontré. Cuando la vi, me encantó y sabía que tenía muchas posibilidades para que un día la disfrutara mi familia.
Se trataba de una casa adosada de dos plantas, con su porche, solarium, piscina comunitaria y situada en una urbanización donde yo era entonces el único español. Además se encontraba a escasos metros de un colegio y del área deportiva del pueblo.
Poco a poco pasé de dormir en el suelo a tener mi dormitorio. Y de ver la tele situada encima de una caja desde una mecedora a ver una supertele desde un sofá todo tirado. Poco a poco la casa iba tomando forma, pero nunca llegaba a tener vida.
Aunque tenía pareja, no teníamos un mismo proyecto de vida y nunca pude compartir con él esa ilusión de ir dándole vida poco a poco, dándole forma y de poder disfrutarla, si no todo lo contrario. Hubo momentos que me hizo odiarla, de hacerme sentir mal por haberla comprado. A él no le gustaba y para mi que me costaba un enorme sacrificio pagar cada mes se me hizo una losa demasiada pesada para mi espaldas. Pero a mi me gustaba.
Un invierno tuve que alternar mi trabajo profesional de día con el de poner copas de noche. La hipoteca estaba demasiado alta e incluso tuve que alquilarla una buena temporada. Pero ese bache pasó y volví a recuperar una cierta liquidez que me permitió volver a disfrutrar de muchos viajes e incluso de ir vistiendo poquito a poquito esa casa, aun muy triste y fría.
Por fin ocho años después siento que finalmente si será ese hogar soñado. Siento que va a ocurrir como en esos cuentos donde hay una casa encantada en la penumbra y que de repente cobra color y se llena de vida. Es como siento que va a ocurrir desde que en septiembre me ponga manos a la obra.



Pintaré paredes, organizaré armarios y por fin daré entrada a todo lo referente a los bebés. Dejaré casi todo listo y el último toque se lo dará mi amigo David con la decoración de las habitaciones de los peques, mientras esté yo recogiendo a los babys en Delhi.
Será cuando entre por primera vez con mis chamaquicos cuando por fin se llene de vida, con muchas ganas de vivir muchos cumpleaños y por fin poder poner ese pedazo de árbol de Navidad que siempre había soñado y que en ocho años nunca puse. Será genial preparar la noche de reyes, viendo como se acuestan nerviosos e ilusionados y verlos correr hacia el árbol aun con los ojos pegados. Serán tantos momentos que viviremos que la casa olvidará tantos momentos de soledad e incluso olvidará su peor recuerdo del que tuvo que ser testigo aquel vergonzoso verano.
Ya cuando me haya recuperado económicamente haré una obra para cuando crezcan dejarles a ellos las habitaciones de arriba y yo quedarme en una habitación ampliada abajo, mucho mas grande al coger parte de la cocina y del patio y donde integraría cuarto de baño y despacho, para lo cual pasaría a tener una cocina con barra americana integrada en el salón. Así mis hijos dispondrían de una habitación cada uno arriba, donde no les molestaría y tendrían su pequeño rincón donde poner música, jugar y estar con los amigos.
Será un casa modesta, pero acogedora para todos. Y será nuestro hogar, nuestro dulce hogar. Que poquito falta!!!!

miércoles, 4 de julio de 2012

Stand by

Sí, es así como me encuentro ahora. Ha llegado el verano y es cuando mas trabajo tengo pero al mismo tiempo disfruto de la playa que está al lado de mi casa. Y así pasan los días, trabajo, piscina, playa y algún quinto que pueda caer. Ya tengo mi primera responsabilidad como futuro padre y es intentar ahorrar todo lo que pueda estos días para poder afrontar la recta final del embarazo con el menor agobio posible. Es un esfuerzo que no me está costando nada realizar pero me sabe mal tener un poco abandonados a mis amigos que en otras circunstancias si vería. Pero ahora las prioridades mandan.

Mientras sigo atendiendo a familias para echarles una mano con todo el tema. Supongo que lo que mas necesitan es confianza en el proceso, entiendo todo lo que se les pasa por la cabeza a estas familias y para mí es un placer poder tranquilizarles.

Por otro lado se pusieron en contacto conmigo desde la productora de cuarzo, de telecinco, porque querían hacer una serie de reportajes para tratar de forma seria una serie de temas, entre los que se encontraba las madres de subrogación en India. Al parecer habían leído el blog y querían que contara mi historia. Seguramente se quede en nada, porque no han terminado de confirmarme nada y ya me pasó anteriormente con otra cadena, pero el hecho de que se hayan interesado me ha hecho mucha ilusión. Pero bueno igual aun os sorprendo un día.

Quien me sorprendió a mí fue Juan Carlos. Me llamó los otros días y me hizo mucha ilusión. No hablaba con él desde que vino de la India. Fue muy emotivo escuchar lo feliz que es ahora con su parejita. Me tranquilizó mucho ante todo el miedo que me mete la gente de que como lo voy a hacer. Él lo está haciendo solo y la sonrisa suya es enorme. Me mandó fotillos de sus peques y están para comérselos. Ya van en plan playica y se les ve muy felices. Me resolvió muchas dudas, pero sobre todo,  verlo tan feliz me tranquilizó mucho.

Daniel
Como cuando he hablado con mis amigas Patri y Carol. Me decía Carol, "ya verás que momento tan emocionante cuando entres en casa por primera vez con los babys" y es verdad que ese momento será especial, pasaré de hablar de mi casa a decir nuestra casa, donde vivirá mi familia. Me ha encantado como me ha descrito lo que siente cada vez que le da de comer y se le queda mirándola y sonriendo, tiene que ser muy especial para que la gente le llene tanto a pesar de no dormir a penas.


Así que ahora duermo mucho, como hacía años, de un tirón, y es que nunca me he sentido tan bien conmigo mismo como ahora, sonriendo siempre antes de dormir. En stand by, pero feliz.